Nuestro conocimiento del mundo en el que vivimos proviene de nuestros canales sensoriales, a través de los cuales registramos y construimos nuestra identidad y memoria (Pitarch, 2004). Sin embargo, la cultura occidental ha puesto un énfasis en el canal visual, priorizándolo sobre los otros sentidos a la hora de dar forma a las realidades (Llorca 2017). Esta misma omisión se encuentra en el campo académico, donde los métodos que hacen uso de sentidos distintos a la vista se utilizan raramente (Müller, 2012; Smith, 2000). Esto contrasta con la preeminencia del canal oral (es decir, la palabra hablada) en la vida cotidiana (Pinch & Bijsterveld, 2012; Sterne, 2003) aunque Schafer (1969), en su introducción a los estudios sonoros, y Simmel (1997) , sobre la sociología de los sentidos, indudablemente han alentado a los académicos a considerar los sonidos como importantes sistemas de significado que ayudan a transmitir, cosificar o desafiar las normas y valores socioculturales (Brandt et al., 2009; Feld, 1996; Gershon, 2011). . Por ejemplo, los sonidos pueden “informar las formas en que las personas entienden su relación con los espacios y lugares, entendimientos que contextualizan fuertemente las formas en que los individuos constituyen sus identidades” (Gershon, 2011, págs. 66-67).
Jean-François Augoyard (1995) investigó la construcción de vínculos sociales y su relación con los canales sensoriales a través de los cuales un grupo percibe su entorno. Asimismo, Alonso-Cambrón (2014) sugiere que los sonidos y la escucha de sonidos sean sometidos a un análisis sociológico para hacer un aporte a las ciencias sociales. Estas ideas promueven la reflexión sobre la importancia de los sonidos como fuente de información y la posibilidad de desarrollar metodologías de investigación basadas en el sonido.
A partir de los resultados de investigaciones previas (Rodríguez-Sánchez, 2019), se realizó un análisis en el presente estudio de postales sonoras, una herramienta de investigación etnográfica, para conocer la percepción e interpretación de los entrevistados del entorno sonoro de la Música para la Reconciliación. (MFR) de la Fundación Nacional Batuta (BNF). Este análisis se utilizó para comprender el tejido social de los entrevistados, definido como la red de relaciones de un individuo, incluidos los recursos tangibles e intangibles que pueden satisfacer sus necesidades biológicas, afectivas, sociales y espirituales. A través de estas relaciones, el individuo moldea su identidad, construye sus planes de vida y adquiere los valores que lo capacitan para ejercer la solidaridad y el compromiso social (Rodríguez-Sánchez et al., 2018a).
En Colombia, el tejido social se ha visto afectado por la violencia armada durante décadas, con consecuencias nefastas. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica-CNMH, 2013, el diez por ciento de los colombianos fueron desplazados forzosamente entre 1958 y 2012, a raíz de acciones violentas como masacres colectivas o el asesinato selectivo de personas acusadas de colaborar con un grupo armado. Por tanto, el miedo y la desconfianza han llegado a caracterizar las relaciones sociales (Quinceno & Orjuela, 2017). Se ha construido un continuo de muerte, como hecho social más que fisiológico (Taussing, 2002), dando paso a lo que Pécaut (2001) llama el no lugar en el que el individuo y el grupo pierden su capacidad de forjar un yo, un yo. nosotros.
En este contexto, el silencio se convierte en una característica tanto de las relaciones como de los territorios. En Colombia, el control de los actores armados 2, incluso de las conversaciones de las personas, hizo 2 Hay varios actores involucrados en el conflicto armado colombiano. Según https://www.colombiaarmedactors.org/, los actores armados incluyen fuerzas gubernamentales, organizaciones insurgentes, grupos paramilitares y organizaciones criminales. Entre ellos se incluyen grupos con intereses políticos (por ejemplo, grupos guerrilleros) y con intereses económicos (por ejemplo, paramilitares y narcotraficantes). silenciar una especie de protección para no verse enredados en el conflicto (Villa, 2006). De esta manera, el silencio fue a la vez “defensa y conservación, [así como] el principal mecanismo para propagar la cultura del miedo” (Taussing, 2002, p. 30). Se produjo así un cambio en el entorno sonoro, relacionado con cambios en la vida diaria. Esto se puede ver como resultado de la violencia armada que crea no lugares, descritos por Augé (1993) como lugares que carecen de las condiciones en las que se puede crear identidad, relaciones e historia, y que por lo tanto están asociados al anonimato. El silencio, los no lugares y el anonimato caracterizan la sensación de aislamiento que experimentan las víctimas de la violencia, tanto en sus lugares originales, donde el tejido social había sido desgarrado por los actores armados, como en los destinos finales de las víctimas. El desplazamiento da forma a los no lugares, limitando el compartir vidas y la construcción de vínculos (Villa 2006; Rodríguez-Sánchez, 2010).
En un intento por abordar las consecuencias del conflicto, el gobierno colombiano introdujo una política de atención a las víctimas del desplazamiento forzado (Ibáñez & Velásquez, 2009). El programa MFR, apoyado por el Ministerio de Cultura de Colombia, es uno de los resultados de esta política. Su principal objetivo es enriquecer la vida de niños, niñas, adolescentes y jóvenes mediante la entrega de una formación musical de alta calidad según un modelo diseñado para garantizar el ejercicio de los derechos culturales y el desarrollo integral de las víctimas del conflicto (BNF, 2016). Ya se ha demostrado que la creación de música comunitaria promueve el bienestar de las víctimas de la violencia armada (Cabedo-Mas, 2015; Craig, 2019; Howell, 2018; Odena, 2010; Osborne, 2012; Pruitt; 2011; Zelizer, 2003) , y hay evidencia de que el programa MFR, en particular, ha tenido un impacto en la reconstrucción del tejido social de sus participantes. El objetivo del presente estudio fue complementar los hallazgos existentes con un análisis de sus testimonios y las postales sonoras.
El estudio de los sonidos en la investigación etnográfica
En la investigación de las ciencias sociales, el estudio de los sonidos suele estar representado por la acústica: investigación sobre las características físicas y los procesos de los fenómenos sónicos. Algunos autores se han centrado en los sonidos de la vida, que, según Krause (2008), son triples: los sonidos de la tierra y las plantas (geofonía), los sonidos de los organismos vivos que habitan esos lugares (biofonía) y los producidos. por seres humanos (antropofonía). Dentro de la categoría de antropofonía, Alonso-Cambrón (2005) exploró el concepto de sociofonía, que engloba los sonidos producidos por todos los seres vivos dotados de sistemas auditivos, incluidos los humanos, y su relación con los sistemas interpretativos o hermenéuticos.
Los investigadores etnográficos han estudiado elementos sonoros como el ruido (Hall et al., 2008), paisajes sonoros (Findlay-Walsh, 2018; Rosenblum, 2013) y la música o el arte sonoro, a menudo centrándose en el comportamiento musical en lugar del contexto musical en el que los comportamientos son testigos (Feld, 1984; Lacey, 2016; Lomax, 1976). A partir de esta investigación, Alonso-Cambrón (2005) se refiere a los sonidos imaginarios que acompañan nuestras realidades y, por tanto, forman parte de nuestros contextos, nuestras formas de vida y, en consecuencia, de nuestras identidades. Sugiere que escuchar sonidos nos permite reconocer en un entorno dado “aspectos que van desde la morfología de esos entornos y atmósferas (físico, diseño urbano, arquitectura) hasta los procesos químicos y culturales relacionados con la cognición y la construcción de la realidad” (p. 53).
Los sonidos de un lugar, y la forma en que sus habitantes los describen, pueden darnos una idea de la forma en que sus características se relacionan con su identidad, cultura y relaciones significativas (Llorca, 2014). Los sonidos como fenómenos acústicos y las historias sobre ellos, es decir, su asimilación en la imaginación social o su interpretación dentro de una dinámica hermenéutica-cultural dada, pueden indicar lo que las personas creen que es importante en su vida diaria y, por lo tanto, los significados para ellos de los lugares y las relaciones. (Mills, 2004).
Según Alonso-Cambrón (2011), la investigación etnográfica en el campo de la socioacústica se aborda en dos niveles: objetivo-descriptivo e interpretativo. En el nivel objetivo-descriptivo, el entorno sonoro, o los sonidos en un lugar en particular, es el foco de la investigación. Estos sonidos pueden considerarse fenómenos sociofónicos porque provienen de interacciones entre seres vivos. A nivel interpretativo, el foco de la investigación es la forma en que las personas en el lugar que contiene el entorno sonoro perciben y evalúan los sonidos por sí mismos.
Creemos, por tanto, que tanto las variables psicosociales como las fisiológicas y físicas contribuyen al aspecto comunicativo del sonido. Estas variables psicosociales incluyen la cultura, en la que se producen y perciben los fenómenos sónicos. Es decir, las personas pueden utilizar sonidos para apropiarse de los lugares en los que viven, o territorializarlos (Deleuze & Guattari, 1983). Llorca (2014) introdujo la noción de territorios sonoros, definida como “un sistema de relaciones sonido-espaciales fundamentales para la adaptación de los habitantes al entorno, un sistema conformado por un complejo espacial delimitado e interconectado por redes sonoras y flujos que caracterizan eso ”(pág. 181). Siempre que el individuo sea consciente del entorno sonoro en el que vive, puede describir esta relación entre el lugar y el sonido a través de paisajes sonoros (Schafer, 2013). Un paisaje sonoro se captura cuando se detecta como resultado de una escucha consciente y se convierte en el foco de atención (Llorca, 2017). Cuando escuchamos los sonidos de manera consciente, con todo nuestro cuerpo (Nancy, 2007; Kahn, 1999), los significados con los que están asociados, incluidas las conexiones emocionales, las respuestas biológicas y los recuerdos personales, activan nuestro sentido de pertenencia (Truax, 2001; Duffy y Waitt, 2011).
Es importante que los etnógrafos escuchen de esta manera (es decir, conscientemente) cuando buscan comprender el contexto de los datos que están recolectando (Forsey, 2008). De manera similar, Back (2003) señala que la conciencia del sonido, que se encuentra más allá del mundo visible y aparentemente estático, resalta su variabilidad y subyace en la naturaleza temporal de la vida social.
El estudio de la socioacústica reconoce los espacios sonoros y, por lo tanto, es capaz de revelar los elementos de los paisajes sonoros de los habitantes y permitir que otros capten sus significados asociados. De esta forma se fusionan los conceptos de territorio sano y territorialización (Alonso-Cambrón, 2014, 2018). La investigación sobre el conflicto y la identidad ha hecho uso del estudio de los sonidos como una forma de comprender temas como las relaciones, el trauma, la supervivencia y la resiliencia (p. Ej., Bergh y Sloboda, 2010; Daughtry, 2015; Grant, et al., 2010; Lederach y Lederach, 2010; Rodríguez-Sánchez y Cabedo-Mas, 2017; Urbain, 2008; Wood, 2006). Drever (2007) explica que el lugar, como un espacio acústico, es el punto donde el sonido y la cultura se encuentran.
En el presente estudio esperábamos que el estudio del sonido revelara los lugares de los participantes, los significados de los sonidos asociados con ellos y las identidades que habían construido a partir de esos lugares y sonidos (Alonso-Cambrón, 2005). Para comprender los paisajes sonoros de los individuos sería necesario utilizar métodos sensibles a las identidades que surgen de ellos (Butler, 2007).
Metodología
Diseño y materiales
Se realizó un estudio cualitativo que incluyó entrevistas en profundidad (Kvale, 2011). Cada participante de la investigación fue entrevistado tres veces. Durante el transcurso de cada entrevista, la postal sonora se utilizó como herramienta para obtener las historias de vida de los entrevistados, explorando en particular sus experiencias antes (BFD) y después del desplazamiento forzado (AFD), así como sus experiencias actuales de participación en el programa MFR. .
La postal sonora es una herramienta de etnografía sonora desarrollada originalmente por Claire Guiu del grupo de investigación Ciutat Sonora del Instituto Catalán de Antropología3 (Alonso-Cambrón, 2011) con fines de etnografía sonora. Pide a los participantes de la investigación que describan los sonidos asociados con lugares particulares con el objetivo de capturar sus percepciones de sus entornos de sonido (consulte Análisis de datos para la pregunta específica). Realizamos un estudio piloto para asegurarnos de que la postal sonora fuera apta para su uso con los participantes del programa MFR, tanto niños como miembros de una población desplazada, y por tanto especialmente vulnerables (Rodríguez-Sánchez, Odena & Cabedo-Mas, 2018). Los resultados del estudio piloto mostraron que la postal sonora era una valiosa herramienta de investigación con el potencial de iluminar las narrativas de los entrevistados al revelar cambios en su tejido social.
Participantes
El muestreo intencional, realizado en conjunto con expertos que trabajan en los centros de música de MFR en Bogotá, Cali, Florencia y Tierralta, donde se había realizado un estudio etnográfico, se utilizó para seleccionar 14 entrevistados: siete niños y jóvenes participantes del programa MFR y siete de sus familiares. Según Erben (1998), los participantes deben tener afinidad con el tema que se investiga y el tiempo para participar en el estudio. En el presente estudio los criterios de selección fueron que los entrevistados (1) pertenecían a una comunidad que había sido víctima del conflicto armado; (2) estaban participando en el programa MFR; (3) había estado afiliado al programa MFR durante al menos un año; (4) tenían más de diez años; (5) tuvieron tiempo de participar en la investigación y (6) 3 https://www.antropologia.cat/ habían dado su consentimiento para que la información que proporcionaban fuera utilizada con fines de investigación. La Tabla 1 muestra el número y estatus de las personas entrevistadas en cada uno de los centros musicales visitados.
____________ Tabla 1 aquí ____________
La aprobación ética de la investigación fue otorgada por el Comité de Ética de la Universidad Jaume I. Se han cambiado los nombres de los entrevistados para mantener su anonimato.
Análisis de los datos
Se realizaron 21 entrevistas en las que se hizo la siguiente pregunta: “Si tuvieras que enviar una foto del lugar del que estamos hablando a alguien que nunca ha estado allí, pero la imagen estaba hecha de sonidos, ¿qué sonido o sonidos eliges enviarlos? " A partir de estas entrevistas, seleccionamos y generamos setenta postales sonoras que se generaron en respuesta a esta pregunta. Se eligió una selección de estas postales para formar la base de una galería de ilustraciones sonoras de postales, que se utilizará para difundir los resultados del estudio y permitir así a los oyentes conectarse con las experiencias de los entrevistados (Lacey, 2006). Estas ilustraciones consisten en extractos de las grabaciones de los testimonios de los entrevistados, utilizando sus propias voces y acompañadas de sonidos que pretendían estar lo más relacionados posible con las regiones de los entrevistados y los entornos sonoros que describieron, aunque no necesariamente habían sido registrados in situ, por así decirlo, por lo que no eran necesariamente del todo fieles (McCartney, 2010). Los entrevistados no eligieron los sonidos incluidos en las ilustraciones de las postales sonoras. Sin embargo, los diseñadores de las ilustraciones eran conscientes de que la elección de los sonidos debía realizarse teniendo en cuenta la ética de la investigación, dado su impacto en los oyentes (Westerkamp, 2002), y cada postal sonora se compartió posteriormente con el entrevistado, para dar el derecho a aprobar la banda sonora (Rodríguez-Sánchez & Cabedo-Mas, en prensa).
Se utilizó el análisis fenomenológico interpretativo (IPA) (Smith et al., 2009) para codificar y analizar los datos de las entrevistas, incluidas las postales sonoras, buscando identificar en las historias de vida de los entrevistados su comprensión de la existencia humana tal como la experimentaron y entendieron. (Schwandt, 1990). El análisis fue realizado por los dos autores de forma independiente, en primer lugar; consistió en generar y agrupar los temas que aparecían en las historias (Polkinghorne, 1995).
Además de este análisis cualitativo, se obtuvieron estadísticas descriptivas. Primero, el número de veces que cada entrevistado mencionó un sonido en particular fue contado y agrupado para mostrar los porcentajes informados por todos los entrevistados que han sido o han sido relevantes en cada uno de los tres períodos de la vida de los participantes: BFD, AFD y “en la actualidad. " En segundo lugar, los sonidos y sus sentimientos asociados se categorizaron en tres categorías temáticas que habían surgido en un estudio anterior (Rodríguez-Sánchez et al., 2018). Cada categoría representaba un aspecto diferente del tejido social: redes, recursos y vínculos. Finalmente, se evaluó la relación de los entrevistados con los sonidos reportados para cada período de su historia de vida y las implicaciones de estas relaciones para sus redes, recursos y vínculos. Los hallazgos fueron interpretados a la luz de los indicadores de Augé (1993) de la existencia de un lugar social, vinculando la construcción de identidad, relaciones e historia.
Resultados y discusión
El estudio se llevó a cabo en 2016. A continuación informamos el número de veces que se mencionó cada sonido en las postales sonoras como relevante para un BFD o AFD entrevistado, o como relevante en el momento en que se recopilaron los datos. Resumimos los principales temas que surgen del análisis apoyados en citas de las entrevistas y extractos que revelan el significado de los ambientes sonoros descritos por los entrevistados. En este caso, cada una de las citas va acompañada de un código QR para que los lectores puedan escuchar la voz del entrevistado, acompañada de los sonidos elegidos por el diseñador de la ilustración sonora de la postal.
Antes del desplazamiento forzado (BFD) Treinta postales sonoras representan los paisajes sonoros de las casas originales de los entrevistados. Dado que estos se derivan de recuerdos del período anterior al desplazamiento forzado, la mayoría son testimonios de familiares de los niños, niñas y jóvenes que participaban en el programa MFR. Algunos, sin embargo, incluyen testimonios de jóvenes mayores de 16 años que habían vivido los hechos violentos cuando eran niños.
Como se muestra en la Figura 1, los sonidos a los que los entrevistados se referían con mayor frecuencia en las postales BFD estaban relacionados con los siguientes temas: (1) naturaleza, (2) voces humanas, (3) música y (4) vida doméstica.
____________ Figura 1 aquí ____________
Naturaleza
Varias de las familias entrevistadas habían sido víctimas del estallido del conflicto armado entre 2002 y 2010 cuando la población civil se vio muy afectada. Como se muestra en la Tabla 2, los sonidos a los que se hace referencia con mayor frecuencia en relación con los paisajes sonoros de la vida BFD fueron los de la naturaleza. Los entrevistados encontraron claramente que la naturaleza era de gran valor para ellos. Se relacionaban con ella de manera íntima y contemplativa, por lo que sus evocaciones de la naturaleza se tiñeron de nostalgia.
____________ Tabla 2 aquí ____________
En varios testimonios, los entrevistados informaron que sus recuerdos más felices fueron la vida en el campo.
Veamos, mi sonido favorito de cuando era niño era subir a la montaña para escuchar los pájaros o las cascadas, donde caen los arroyos de agua y puedes escuchar y sentir los arroyos de agua, como ese frescor y el canto de los pájaros. Así que ese era mi sonido favorito, porque realmente me encantaba cuando mi abuela me regañaba y me iba a pegar. Iba allá, despegaba, corría, y allí, en una cascada, me sentaba y lloraba o gruñía, escuchaba el agua y escuchaba volar a los pájaros. La naturaleza es lo que siempre me ha gustado, así que en medio de la ciudad, en medio de todas estas casas de aquí, siempre me he identificado todavía con mi campo. Para mí el campo siempre ha sido y seguirá siendo todo para mí, ha sido mi lugar favorito. (Olga, 35 años, madre de Camilo, 1ra entrevista, Bogotá)
En cuanto a sus sonidos, el entorno BFD está territorializado, en su mayor parte, por la naturaleza. Los sonidos de la naturaleza se entrelazan con la dinámica de los seres humanos que se despiertan con el canto de los pájaros, escuchan el mugido de las vacas esperando ser alimentadas y se acuestan escuchando el sonido de los grillos. Su relación con la naturaleza es un vínculo que forma parte crucial de su identidad. Muchos de los entrevistados todavía se consideraban campesinos, nombrando el campo como el lugar al que pertenecían, a pesar de que vivían en la ciudad cuando dieron sus testimonios.
Los sonidos que elegiría serían algo que nunca había escuchado en ningún otro lugar, excepto en el campo. Se escucha un silencio tranquilo, pero también es el sonido de los pájaros y los insectos, que es algo que, yo diría de mí, me gustaría volver a escuchar y volver a sentirme como en casa, porque esa sería mi casa. (Sergio, 17 años, 2da entrevista, Florencia)
Las postales indican que la naturaleza era importante para los entrevistados porque era una parte constante de sus días, su trabajo, su uso del tiempo y las cosas que daban sentido a sus vidas. Voces humanas Las postales sonoras evocan la presencia y las voces de las personas que rodearon y apoyaron a los BFD entrevistados (ver Tabla 3). Se muestra que sus redes sociales están formadas principalmente por familiares (16) y amigos o vecinos (14), aunque las personas y sus voces también podrían pertenecer a redes más formales y espacios institucionales (6) como la escuela o el trabajo.
____________ Tabla 3 aquí ____________
Además de los lugares poblados por familiares, amigos y vecinos, las postales sonoras permiten vislumbrar una cotidianidad compartida que ejemplifica la apropiación del tiempo y el espacio (Lalive, 2008):
Los sonidos serían las olas en el mar, cuando es alto y bajo, ese es el sonido. Cuando se seca la marea baja, entonces comienzas a escuchar como burbujas. Los niños nadando, las madres gritando, algunas madres hablando, mirando, otras diciendo: "No hagas eso, te vas a ahogar", pero en realidad es como una parte de la conversación. Es como el sonido de los niños en el mar. (Elizabeth, 40 años, madre de Alejandra, 1ra entrevista, Cali)
Para ver completo el artículo, dé clic en el siguiente enlace: http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/192812/Cabedo_Mas_2021_Sound%20.pdf?sequence=1&isAllowed=y