Daniel Estiven Daza García vive en el municipio de Popayán con su familia, tiene 10 años y lleva 3 aprendiendo con la Fundación Nacional Batuta.
No solo es un convencido del poder transformador de la música sino un entusiasta de la alegría que conlleva escucharla, y mejor aún: hacerla, practicarla. Por eso su instrumento favorito es la flauta dulce -que lleva atada al cuello para no perderla- porque dice que solo se necesita del viento y de sus manos para tocarla.
Quiere seguir haciendo música en los años por venir, “porque es otra forma de comunicación, porque ayuda a alegrar el corazón y a ser mejores personas”. Admira a su profesora Claudia y su canción favorita en las clases es La Ola loca, “porque transmite palabras y mensajes de otros lugares” que va conociendo desde el aula dónde comparte con quienes más disfruta, sus compañeros de clase, sus amigos.
Sigan esta y otras historias que les traeremos como reflejo del trabajo en las regiones donde la Fundación Nacional Batuta está presente.